Tratamiento de la artritis reumatoide

1. Tipos de tratamientos farmacológicos

La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica provocada por causas y mecanismos complejos y no suficientemente conocidos, por lo cual no es de extrañar que su tratamiento sea igualmente complejo y prolongado.

Lamentablemente, el tratamiento disponible en la actualidad no permite curar la AR, aunque sí aliviar de manera notable la intensidad de las manifestaciones, reducir o incluso frenar la actividad inflamatoria y prevenir las secuelas, en el pasado características, de las fases avanzadas.

El tratamiento de la AR con fármacos incluye dos grupos.

Fármacos para aliviar el dolor y la inflamación a corto plazo.

Los analgésicos y antiinflamatorios, que actúan disminuyendo el dolor y la inflamación, se encuentran entre los más utilizados, en particular los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y los corticoides.Los corticoides son fármacos de gran utilidad en el tratamiento de la artritis reumatoide. Son los fármacos más eficaces para controlar la inflamación articular en muy poco tiempo, ya sea en forma de comprimidos, inyecciones o como tratamientos intra-articulares (infiltraciones) y se usan de diferentes formas en la AR.

Fármacos modificadores de la evolución de la enfermedad (FAME).

Son los fármacos más importantes en el tratamiento de la AR. Reciben esta denominación porque su acción tiende a detener la actividad inflamatoria, por lo que pueden mejorar el curso de la enfermedad.

Los FAME se suelen utilizar durante períodos prolongados de tiempo, o incluso durante toda la vida, ya que se intenta conseguir la «remisión clínica» del trastorno, es decir, interrumpir la actividad inflamatoria causante de las lesiones.

Los denominados FAME «biológicos» y los llamados FAME «target o dirigidos», han supuesto un avance determinante en el tratamiento de la AR.

Gracias a la combinación de los FAME tradicionales, los biológicos y los dirigidos, hoy en día se está consiguiendo una importante mejora en el pronóstico de la AR. Aunque, eso sí, para obtener estos resultados es esencial comenzar el tratamiento recomendado lo antes posible.

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La correcta administración del fármaco es imprescindible para controlar adecuadamente la enfermedad. Debe cumplir con la pauta fijada por su médico y no realizar cambios en la medicación sin consultarle porque pueden afectarle negativamente al control y evolución de la enfermedad.

2. Objetivos del tratamiento y evolución

El objetivo del tratamiento es la remisión. Este es el término que se usa para describir la ausencia o mínima actividad de la enfermedad. Los FAME han hecho posible que las personas alcancen y conserven el estado de remisión y disfruten una buena calidad de vida al tiempo que manejan su artritis. Gracias a los FAME, las deformidades severas y a veces también las leves, son una cosa del pasado para millones de individuos con artritis.

En la actualidad, ha disminuido mucho la necesidad de realización de intervenciones quirúrgicas en pacientes con AR gracias a los tratamientos disponibles. No obstante, si el paciente presenta una articulación  especialmente dañada se puede plantear la necesidad de algún tipo de cirugía reparadora.Su médico podría sugerirle el reemplazo total de la articulación (es decir, poner una prótesis; llamado también artroplastia total de la articulación), o la corrección quirúrgica de algunas deformidades en las manos o en los pies. Los cirujanos ortopédicos son quienes llevan a cabo estos procedimientos que implican, en el caso de la artroplastia, el reemplazo de las partes dañadas de las articulaciones con componentes metálicos y plásticos. Los reemplazos totales de cadera y de rodilla son los que se realizan con mayor frecuencia y con mejores resultados.

Llegado el momento oportuno, el reumatólogo informará sobre estas posibilidades de tratamiento.